Así era el verdadero amor de Diomedes Diaz y Patricia Acosta
No hay que preguntar si Patricia Acosta todavía amaba
a Diomedes Díaz, Bastaba mirarla el día del entierro del cantante. Su gran
llanto inconsolable.
En estos momentos, más que
nunca, Patricia recuerda cuando conoció a ese niño lleno de ilusiones en su
tierra natal, La Junta,
corregimiento de San Juan del Cesar, al sur de La Guajira.
De esas primeras miradas entre dos niños vinieron las más
hermosas canciones de Diomedes, con las que no sólo conquistó el corazón de
Patricia, sino también el éxito musical.
“Me siento triste porque,
aunque no estuviera viviendo con él, Diomedes siempre estuvo cerca de mí”, dice
patricia, con los ojos enrojecidos. Patricia Acosta Solano fue el primer amor
del artista, su esposa durante veinte años y la madre de sus hijos Rafael
Santos, Diomedes de Jesús, Luis Ángel y Martín Elías, nombres conocidos en el
mundo musical por cuenta de que en cada trabajo discográfico su padre les
expresaba su cariño, mientras que a ella le componía canciones.
“Diomedes siempre me decía que yo era el amor de su vida. Cuando
éramos novios y cuando me veía, se volvía como loco. Me miraba y creaba versos. Así lo
siguió haciendo durante los treinta años que compartimos juntos, diez de novios
y veinte de casados”, cuenta Patricia, a quien conocen en Valledupar como la
‘Mamá de los pollitos’.
La primera canción que Diomedes Díaz le compuso
a Patricia fue ‘Bonita’, uno de los temas más exitosos del compositor. “Un día
me miró y le salió la frase: oye, bonita, cuando me estás mirando, yo siento
que mi vida corre todo tu cuerpo. Siempre era lo mismo: cuando nos veíamos me
cantaba melodías que sacaba al instante”.
La canción que más le ha tocado el alma de
Patricia es ‘Te necesito’, que paradójicamente dice: Cuando en la vida todo se
acaba yo me preocupo, porque no quiero que esto termine en ningún momento, a
Dios le pido que nos de vida por mucho tiempo, y que nos libre de todo mal pa’
querernos mucho.
¿Cómo se sentía usted al oír esas composiciones?
Con
todas las canciones yo vivía feliz, vivía orgullosa responde Patricia. Me
cantaba con tanta emoción, tanto amor. Las poesías más bonitas las hizo para
mí.
La
mujer que enamoró al Diomedes Diaz recuerda la época en que él llegó por
primera vez a su casa, ubicada en el barrio La Rivería del corregimiento, con
una paila en la cabeza en la que vendía bollo de mazorca y bollo de maduro.
“Iba a mi casa todos los días, a las cinco de la tarde, para verme. Me agarraba
la mano y me decía ‘eres mi novia’. En esa época teníamos 11 o 12 años y yo, de verlo tan ‘picarito’, me
enamoré de él”.
Se hicieron novios cuando Patricia tenía 14
años. Entre su familia, Diomedes no era bien recibido, pero eso poco le importaba
a ella. Patricia les causaba disgusto a sus padres con la idea de emparentar
con un muchachito humilde y de origen campesino y que para rematar tenía sueños
de ser cantante, lo que no le vislumbraba un futuro.
Los Enamorados tenía que verse a
escondidas. Cuando todos se acostaban, Diomedes visitaba a Patricia. Como no
podía entrar en su casa, le daba besos a través de las barandas de las
ventanas, que al final terminaban con marcas en sus rostros.
Cuando Patricia cumplió 18
años, se fue de su casa con Diomedes. “Pasé por un corral de cerdos, una cerca
donde estaban las ovejas y subí una tapia grande. Primero tiré los zapatos y
luego la maleta. Recuerdo que uno de los zapatos le cayó a Diomedes en la
frente y se hizo una herida, pero no le importó. Yo me tiré y él me recibió”.
Ayudados por su amigo Darío Araújo y por Rafael Díaz, hermano
del cantante, la pareja pidió un carro prestado a un reconocido comerciante
apodado ‘El Chijo’ López, una camioneta Chevrolet de color blanca. “Salimos casi
volando en ese carro dice Patricia. Luego supimos que mi papá le había
preguntado a mi mamá: ‘Ve ¿y quién será ese que va matándose en ese carro?”.
Quince
días después se casaron en San Juan del Cesar (La Guajira). Era el 20 de
septiembre de 1978. Los padres de la novia, Pedro Ángel Acosta y Alicia Blanco,
cumplieron un rígido luto cuando supieron que su hija había contraído
matrimonio. Duraron dos meses sin abrir la tienda que tenían, actitud que fue
cambiando de a poco cuando nacieron los nietos.
Para ese tiempo, ya el
nombre del llamado ‘Cacique de La Junta’ empezaba a ser conocido en el mundo de
la música. Había grabado un trabajo discográfico con Elberto ‘El Debe’ López y
empezaba a tener éxito junto a Nicolás ‘Colacho’ Mendoza.
Durante su vida con el
cantante Patricia suma anécdotas inolvidables, como cuando iba a nacer su
tercer hijo, Luis Ángel. Diomedes creía que iba a ser una niña y escribió en
una canción: Cuando nazca Olga Patricia haré un Festival en Carrizal. Nació
varón. Diomedes siguió nombrando a la hija que anhelaba en cada trabajo
discográfico, pero nunca llegó.
Cada etapa que vivió con
Patricia, Diomedes la convirtió en canción. Estas tres marcan la historia de su
vida con su musa: ‘Tres canciones’, que dice hágame el favor compadre ‘Debe’ y
llegue a esa ventana marroncita, toque tres canciones bien bonitas que a mí no
me importa si se ofenden.
Otro de los temas es ‘Sin
ti’: (…) yo quizás cuanto daría para estar siempre a tu lado y no acordarme de
ti yo no puedo, dejarte sola ni un día, porque es que ya el alma mía, no sabe
vivir sin ti.
Y la tercera, ‘El cóndor
herido’, que dice entre su letra: yo me refiero es a la señora que fue conmigo
al altar, que yo la adoro y la quiero tanto y es la mamá de mis hijos, pero me
da mucho pesar, que me está quitando el cariño.
Pese a tantos halagos, la
vida díscola de Diomedes Díaz hizo mella en su relación y los problemas de la
pareja se volvieron insostenibles. Diomedes y Patricia se separaron en 1994,
cuando su último hijo, Martín Elías, tenía dos años. Hicieron algunos intentos
por regresar, pero el mismo talento que había propiciado su unión terminó por
alejarlos. El amor no sobrevivió a la fama que trajo mujeres, drogas y licor.