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Hernán Ariza, el más fiel amigo del Cacique de la junta


Hernán Ariza conto como conoció a Diomedes Diaz ,Una tarde, un joven de 16 años que encontraba en el caserío de Badillo se acercó a pedir un chance para llegar hasta San Juan del Cesar. El propietario del carro estaba tomándose unas cervezas y le dijo que estuviera pendiente de la salida y con gusto el lo llevaba.


Cuando Diomedes escucho el sonido del motor con mayor rapidez se montó al vehículo del agricultor Hernán José Ariza Maestre y cuando estaba dentro comenzaron a dialogar y se identificó como Diomedes Díaz Maestre, le dijo que era de La Junta.


La emoción en ese momento traspasó las barreras del recuerdo y no paró hasta contar la manera como inició su amistad con el jovencito que años después se convirtió en el más grande cantante de la música vallenata.


“Diomedes empieza a cantar cuando llevaba dos versitos le pregunté: ¿Oye de quién es esa canción? “Esa canción es mía”, contestó Diaz. Esa cancioncita está buena. Échatela completa. La cantó completa y cuando terminó nos dijo que se llamaba ‘La negra’, y que se la había sacado a una celosa empedernida”.


Ya había caído la noche cuando Diomedes le dijo al conductor. “Anda voy a tener un problema, porque yo voy es para La Junta, y a esta hora ya no hay carro para allá. Déjeme por acá que yo me voy a pie. Donde pretendía que lo dejara tenía que caminar un trecho bien largo para llegar a su destino. Ya emocionados con sus cantos le dije que lo llevaba hasta ‘La Peña’, que le quedaba más cerca. Después le indiqué que lo iba a llevar hasta ‘La Junta’, pero cuando llegamos allá, me dijo que iba era para Carrizal. Y ante la alegría que sentíamos por los versos que nos estaba regalando le manifesté que lo llevaba hasta su propia casa. De ahí nació mi amistad sincera con Diomedes Díaz”.

Entonces baja la vista y muy serenamente dice. “Es la primera vez que cuento esta historia que me permitió conocer de cerca a ese ser humano y amigo inigualable que nunca voy a olvidar”.

En el siguiente encuentro de Hernán con Diomedes, le presentó a su tío Martín Maestre y se armó la parranda.

“Después de esa parranda nos seguimos frecuentando y dio la casualidad que en un diciembre, mi hermano Ricardo Ariza directivo del Club San Juan, me comentó que iban a realizar las novenas y necesitaban un conjunto vallenato. Entonces me acordé de Diomedes  fui a buscarlo y lo traje con su tío Martín Maestre y se armó el conjunto. Recuerdo que Diomedes tocaba la guacharaca. El muchacho gustó, la gente quedó encantada con el grupo que tocó las novenas y en esa época les pagaron 2.500 pesos, que era un poco de plata”.


Cuando Diomedes necesitaba algo, llegaba con toda la confianza hasta la casa de su amigo Hernán Ariza y nunca se iba con las manos vacías porque hasta su mamá Ana Dolores Maestre, lo quería mucho. “Mi mamá lo consentía porque se ganó su cariño. Era muy detallista”.

Al llegarle a Diomedes Díaz la gran oportunidad de grabar su primer trabajo musical visitó a su amigo a quien le solicitó el regalo de una camisa nueva, la misma con qué salió en la caratula al lado del Rey Vallenato Náfer Durán. “Fuimos y la escogió a su gusto y se fue feliz, pero cual no sería mi sorpresa que cuando salió el disco me saludó en dos canciones: ‘Morenita’ (Miromel Mendoza) y ‘No me olvides’ (Bolívar Urrutia). Los saludos dicen: “Compadre Hernán Ariza, hermano mío” y “Compadre Hernán Ariza, pa’ Badillo”.


En este momento la telaraña de la nostalgia lo cubrió y volvió a recordar al amigo que solía complacerlo con darle serenatas a la que hoy es su esposa Consuelo Urbina.

“Ese fue el Diomedes que conocí, el de las serenatas que nunca más volvieron a repetirse. El Diomedes, ese amigo sincero de esos que no se repiten en la vida”.

Cuenta que no era dado a visitar frecuentemente al artista, pero si solía hablarle con alguna frecuencia, y también destaca que después sus hijos Enrique Antonio y Fernando Enrique Ariza Urbina, entablaron una gran amistad con Diomedes, y a través de ellos el diálogo era más fluido. “Quería mucho a mis hijos, y eso lo agradecí siempre. Vea, como se prolongó la amistad”.

También trae a colación la vez en que Diomedes lo mandó a llamar para regalarle unas gafas que le había traído de Estados Unidos. “Al llegar a la casa del barrio Los Cortijos, afuera estaba una cantidad de personas y pensé que le había pasado algo. Traté de llegar, pero no pude hablar con él. Me dijeron que estaba durmiendo. Me regresé y entonces a los pocos días me hizo llegar las gafas”.

Hernán José Ariza Maestre, recordó que una vez Diomedes Díaz lo llamó para decirle que le iba a regalar un carro Toyota, y no quiso ir aunque sabía que su amigo no le iba a fallar.

Prefirió quedarse con el recuerdo de aquel viejo Toyota, ‘El recalcador’, donde montó por primera vez a ‘El Cacique de La Junta’, y enseguida valoró su talento, su calidad humana y desde ese momento supo que había nacido la amistad más linda y sincera del mundo.



FUENTE:BLOGVALLENATO.COM